Iurgi de excursion

02 enero 2011

Laos 2 - Luang Prabang

Siendo el centro turístico más importante del país esperaba que fuera algo más grande, pero Luang Prabang es más un pueblo coqueto e interesante que otra cosa.

Bajarnos del barco y buscar alojamiento. Nuestros requerimientos eran sencillos: barato, dos camas y agua caliente. En diez minutos encontrada habitación chiquitina pero aceptable en el centro por 100.000k. El cambio es un poco de traca: 1€ son más de 10.000k. Así que tener un millón en el bolsillo es de lo más sencillo :)

Dormir y con toda la calma del mundo ir a visitar la "ciudad". 10am empezar el recorrido a pie recomendado por la Lonely Planet. Primera parada el antiguo Palacio Real, ahora museo nacional.

Muestra de pintura y murales tradicionales, historia del país, sus reyes, habitaciones, comedor y varios. Bastante moderno, decoración de principios del siglo XX.

De allí a un mercado cercano. Puro mercado de pueblo, con puestos vendiendo arroz, vegetales, especies, madera, carne...

Y , a vista entre arboles y casas, siempre presente el Mekong.

Docenas de templos, con buda en todas sus posibles versiones.

Estrellas de papel, colores dorados y naranjas.

Aunque las edificaciones cerca de ellos, en las que viven los monjes por ejemplo, a veces están un poco viejas. Parte en reconstrucción.

Los principales templos bien cuidados gracias a los precios de las entradas a pagar para los turistas.

E imagenes y estatuas que me recordaban anteriores vistas a Japón y China...

Luang Prabang está entre el Mekong y ríos pequeños que en él convergen. Los niños aprovechándose de ello para jugar y pescar.

Aunque a veces queda claro lo de país en desarrollo. La calle, parte del paseo turístico, limpia, pero al otro lado de la pared basura y más basura.

Las estatuas y dibujos se empiezan a repetir en cada templo. Una de esas imagenes son las mujeres (u hombres) limpiándose/mesándose el pelo.

Y más y más niños pasando por las escuelas budistas. Aquí uno rasurando la cabeza del otro.

Al principio de nuestro viaje el sol no hizo mucho acto de presencia, parecía como si todas las mañanas tuvieran que estar cubiertas mejorando por la tarde, pero poco a poco, el sol fue tomando fuerza iluminando los templos.

Subir una colina para ver el último templo del día, por el camino imágenes de buda y sus fieles.

Y las vistas desde arriba bonitas.

Como decía, un pueblo grande, casas bajas, mucho verde, al fondo las montañas, templos...

Algunas imágenes me recordaban cosas como los Caballeros del Zodiaco. No sé por qué.

Y bajar de la colina junto a otra escuela, donde los niños-monje atendían la clase. Incluso aquí con estudiantes venidos de otros lugares.

Edificios coloniales y flores y más flores.

Y acabar en el mercado "nocturno": abierto desde antes de las 6 (cuando anochecía).

Siguiente día despertarse antes del amanecer

para ver uno de los "espectáculos" diarios que ofrece las ciudad: "La ceremonia de las limosnas".

Cientos de monjes salen a las calles vasijas al hombro a recolectar comida.

Los locales sentados en las aceras y calles con arroz y varios preparados y largas hileras de monjes que pasan uno a uno a recogerla.

Curioso espectáculo que tendría su significado en su día. Hoy parece más un mantener la tradición y algo muy turístico, con montones de cámaras sacando fotos y los monjes dando más tarde la comida recibida a niños que se lo piden, ellos mismos en colas.

Preparar la mochila, desayunar y de nuevo al embarcadero.

Casi dos horas está vez para llegar a las cuevas de Tham Ting, Mekong arriba.

Más de cuatro mil estatuas de buda de todos los tamaños, desde los pocos centímetros hasta tamaño persona.

Nada espectacular. Desde allí a "Whiskey Village", el pueblo del whiskey. Básicamente puestos y más puestos vendiendo botellitas con distintos alcoholes destilados allí mismo (en teoría) con muchos con escorpiones y serpientes dentro. Como no, también algún templo que otro y artesanía local. 20 minutos, no más, pasados allí. Estaba más interesante intentar que Agatha aprendiera a decir "bat, bi, hiRu" (lo que les cuesta a los hongkongeses pronunciar la r) y yo seguir practicando mi cantones, con el que decir cosas sin que el resto de turistas entendieran de que estábamos hablando :P

Barco de vuelta a Luang Prabang. Próximo destino: ¡cataratas! Coger tuctuc para recorrer los 30 kilómetros hasta ellas. Primero un pequeño parque con osos.

Y al de pocos metros ya oír el murmullo del agua que iba creciendo a cada paso, hasta llegar a la primera.

Agua azulada tirando a turquesa. El sol en lo alto. Gente bañándose. Agatha "presentando" la segunda.

Maravilla. Algunas haciendo una especie de bañeras.

Y una y otra y otra. La más grande.

Hasta donde subimos a través de una empinada cuesta. Vista desde arriba.

Al bajar tocaba darse un chapuzón y ¿qué mejor sitio que saltando desde un árbol un poco a lo "Tarzán"?

Descojonandome de risa. Menuda @#¢ de salto :D

Secarse a toda prisa, ponerse la ropa y de vuelta al tuctuc antes de que vencieran las dos horas y veinte minutos qué nos había dado el conductor. De camino parada en otro pueblo donde ver puestos con cosas locales y en este caso, ya pasada la hora del colegio, con un montón de niños también intentándonos convencer qué les compráramos las pulseras y otros allí "fabricados". Volver con el anochecer a Luang Prabang

Y cenar en l'Elephant, un restaurante recomendado por una amiga. Comida Lao bastante buena, aunque llegamos a la conclusión de que los platos qué nos gustaban más eran los más sencillos, ensalada de pollo (laap kai), vegetales... Que se pueden comer por todas partes. Eso y los bocadillos de pollo (muy buenos, con tomate, lechuga, zanahoria en juliana) fueron parte principal de nuestra dieta en todo el viaje.

Último día en Luang Prabang, planificado bicis. Buen plan si no fuera porque Agatha no controla la bicicleta. Si demasiada cuesta arriba o cuesta abajo o coches o lo que fuera pies a tierra... Zonas sin asfaltar imposible.

Así que con tranquilidad. Visitar un par de templos nuevos. Lo sorprendente de estos era su decoración, sus pinturas, muy explícitas.

Los pecados. El ciclo de vidas.

E ir subiendo a nuevos pisos que creo que representaban estadios más altos cercanos a la perfección budista.

Echándole un poco de imaginación porque la conversación con las monjas que lo custodiaban era imposible. Risas cuando al final nos dimos cuenta de por qué una nos perseguía a todas partes y no paraba de hablarnos en lao. Quería cerrar la puerta e irse a comer ^__^

Intentar ir a otras cataratas pero imposible. El asfalto daba paso a un camino de tierra con cuestecillas imposible para Agatha. Así que media vuelta, comer bocatas y platanitos bajo la sombra del templo y volver para el centro de la ciudad, parando en algún templo que encontramos por el camino. Este con una gran estupa.

Ver anochecer sobre el Mekong de nuevo.

E ir a un restaurante cercano a cenar.

Con la bandera comunista siempre presente.

Hasta ahora apenas habíamos notado la naturaleza del régimen, pero ya nos llegaría el turno.

Continuará...